Un día en la vida de
Iván Denisovich
de Alexander
Solzhenitzyn
Al terminar de leer este libro me sucedió algo extraño: yo
daba vueltas por mi casa ensimismado pensando en lo que acababa de leer y me
encontré una pastilla de chocolate de La ibérica,
mecánicamente la cogí, le quité el papel aluminio y me la metí a la boca.
En ese momento empecé a saborearla y sentí
que era lo mejor que había probado en mi vida. Me sentí inmensamente afortunada.
La lectura me había acostumbrado a comer gachas y a tratar de aprovechar
desesperadamente los últimos restos de sopa fría y sin sustancia sobando con un
pan la miserable escudilla. Ahora comía un pedazo de chocolate y mi alegría era
incomparable.
Un día en la vida de Iván Denisovich es el relato de la vida
de un prisionero en un campo de trabajos forzados soviético en Siberia. Sus
tormentos y sus esperanzas. Un testimonio desgarrador, la degradación que sufre
el espíritu humano sometido a la arrolladora máquina estatal soviética que se
empeña en desligarlo de su individualidad y oprimirlo hasta dejarlo sin pizca
de dignidad.
Este es un libro imprescindible, que toda persona debe leer,
uno de esos libros que cambian la vida si se los lee a conciencia y en el
momento indicado.
de Antonio Tabucchi
La novela más conocida del recientemente fallecido autor
italiano y amante de Portugal narra la historia de Pereira, un veterano periodista
portugués dedicado a escribir la página cultural de un periódico de reciente
creación durante la dictadura salazarista. Pereira, recientemente viudo, se
dedica a escribir por adelantado necrológicas de escritores que él considera
importantes. Todo va bien hasta que contrata a un ayudante, quien está
relacionado con la resistencia y el relato se sumerge en una serie de
acontecimientos que atrapan, fascinan e indignan.
Notable la maestría narrativa de Tabucchi y su habilidad
para meternos en la piel, cerebro y alma de este personaje memorable.
Un buena novela, de fácil y atrapante lectura que nos lleva
al Portugal de los treinta y nos hace dar ganas de comer omelette a las finas
hierbas.
Vida y destino
de Vasili Grossman
Por más que me he esforzado en recordarlo no doy con la
última vez que me puse a llorar leyendo un libro. Pues bien, los tres primero
días de lectura de este… no sé cómo expresarlo, poco sería obra maestra, rompí
en llanto.
Un colosal texto (tanto por su calidad como por su
extensión: mil ciento cuatro caras en la edición de Debols!llo) que narra
varias historias que giran en torno a la batalla de Stalingrado en la segunda
guerra mundial.
Con más de ciento cincuenta personajes (al mejor estilo
ruso) cualquier podría creer que fácil será perderse, pero no es así, la fuerza
con la que Grossman nos hace vivir estas historias no nos permite olvidarlos.
Una novela extraordinaria, de las más grandes representantes
de su género, testimonio del alma de una época.
El pájaro pintado
de Jerzy Kosinski
Mucho me habían recomendado Pasos de Kosinski y no pocas veces estuve a punto de comprarla,
pero cuando por fin me acerqué a hacerlo, alguien más inteligente que yo ya lo
había hecho. Arrepentido, estuve buceando en otras librerías, algo que me haga
no sumergirme de nuevo en Roth (tengo en lista de espera unas seis que me miran
tentadoras todos los días desde mi escritorio) cuando me encuentro con El pájaro pintado. Tan bien me habían
hablado de Pasos que me dije que el
autor seguro sería extraordinario y valdría la pena intentarlo con esta otra
novela.
Hojeando Cómo leer y
por qué de Harold Bloom leo que este famoso crítico estadounidense abandonó
varias veces la lectura de Meridiano de
Sangre por su brutalidad y violencia. Yo, luego de leer la mencionada
novela de McCarthy no entendía el porqué de su afirmación y me parecía algo
exagerada. Ahora leyendo El pájaro pintado he sentido un sensación como la que
experimentó Bloom con la de Meridiano de Sangre. Nunca en mi vida he dejado un
libro por lo perturbador de su contenido, pero debo admitir que leyendo El
pájaro pintado de Kosinski estuve a punto de hacerlo por miedo a los
pensamientos que me atormentarían si continuara. Si lo hice no es porque
quisiera, el libro me atenazó y no permitió mi retirada, no pude concretar mis
planes de huida porque este maldito libro se hizo de mi voluntad y me obligó a
terminarlo.
Un niño de seis años de cabello y ojos oscuros es entregado
por sus padres a un hombre que se encargaría de buscarle un hogar para poder
sobrevivir la segunda guerra mundial ante la amenaza del holocausto nazi. El
niño va a parar a la casa de una supersticiosa señora que lamentablemente muere
en un accidente. El niño huye de su casa y va de pueblo en pueblo buscando
cobijo. A veces lo acogen, la mayoría no. Pero cuando lo hacen no dura mucho,
siempre la tragedia hace su aparición y obliga al niño a buscar otro hogar.
El recorrido del niño por estas aldeas da testimonio del
carácter supersticioso y brutal de los campesinos de esta zona y por extensión
del hombre en general. Una narración que evidencia como ninguna la podredumbre
en la que se revuelca el espíritu humano, capaz de crueldad gratuita y sin
límites.
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