Luz de agosto
De William Faulkner
De William Faulkner

En Luz de agosto, Lena
Grove emprende la búsqueda del hombre que la embarazó y con el que espera
encontrarse para iniciar una nueva vida en familia. Paralelamente se cuenta la
historia de Joe Christmas, un negro al que se hace pasar por blanco en sus
primeros años, y su duro crecimiento, primero en un orfanato, luego con un
padre adoptivo estricto y fanático y luego en el pueblo de Jefferson, donde
termina asesinado por la masa ardiente e inhumana que conforma los habitantes
del extremadamente racista sur profundo de los Estados Unidos.
Novela indispensable, de estructura complicada, pero
apasionante, que desnuda a los sucesores de este genio estadounidense y nos
muestra su verdadera grandeza. Abarca mucho y aprieta mucho. Gran maestro.
La conciencia de Zeno
de Italos Svevo
de Italos Svevo

Zeno Cosini es un adicto al tabaco un tanto hipocondriaco
además de un pésimo hombre de negocios. Él se somete a unas sesiones de psicoanálisis
con su psiquiatra y este le recomienda escribir su autobiografía como terapia.
En ella hilvana recuerdos que van construyendo un personaje inolvidable y a
veces bastante cómico.
Obra exquisita, de humor excéntrico (humor que vale la pena
estudiar) y reflexiones insólitas.
Viaje al fin de la noche
De Louis Ferdinand Celine
De Louis Ferdinand Celine
Ferdinand Bardamu, especie de alterego del autor, en un
momento de locura se enrola en el ejército francés en plena I Guerra Mundial, hastiado
de los horrores de esta, es enviado a las colonias francesas en África, de
donde también escapa pero es tomado por galeote en un barco en el que llega a
Norteamérica, de donde, luego de una serie de desengaños, vuelve a Francia para
terminar sus estudios de medicina y ejercer su profesión en un pobre barrio
parisino, para terminar administrando una extraña clínica.
Maldito libro. Desgarrador y deprimente. Creí que su lectura
sería vertiginosa y atrapante, pero en mi caso no fue así. Demoré bastante en
leerlo y no lo aprehendí como hubiera querido. Quedé fascinado, eso sí, por la
cantidad de belleza extraordinaria que encontraba en cada página, en cada
oración, en cada frase.