domingo, 3 de noviembre de 2013

Entrevista a Álex Rivera de los Ríos


Álex Rivera de los Ríos es, además de chef profesional y traductor de francés, uno de los más destacados narradores arequipeños, es así que en el dos mil doce ganó el primer lugar en el II Concurso de Cuentos Cortos organizado por la Universidad Católica San Pablo. Ha publicado una colección de relatos titulada “Nena”, muy bien recibida por la crítica local.

Señor Álex Rivera, ¿Cómo nace su vocación de escribir?
Decidí ser escritor a los 16 años. Había leído mucho para entonces. El libro que cambió mi vida fue "La casa de cartón", de Martín Adán. La literatura, entonces, pasó a ser lo más importante. El centro de mi vida, puedo afirmar.
Entonces, ¿qué significa para usted ser escritor?
El escritor es quien lleva a la página aquellas vivencias que no puede realizar en la realidad, aquellos demonios que no puede exteriorizar sin ser considerado un inadaptado. La verdad no sé bien qué es ser un escritor. Considera que lo que acabo de decirte solo es algo retórico. En todo caso, mi concepto de escritor es aquel que debe escribir para vivir; escribir ficciones que lo mantengan vivo.
En todo caso, ¿cuáles considera que deben ser los principales atributos de un buen escritor?
Disciplina. Disciplina en la escritura y en la lectura. Solo eso. Odio a los escritores que hablan de lo que van a escribir o están escribiendo. Deberían, en lugar de estar hablando de eso, estar escribiendo. Escribir al menos 4 horas diarias, leer el resto del día. Luego de eso, no el escritor puede darse el lujo de conocer amigo, viajar, beber. Generalmente lo escritores no tienen virtudes. Siempre digo que, muy al contrario de lo que piensan muchos, los escritores son seres abyectos y despreciables, llenos de complejos y miserias. Me incluyo, por supuesto.
¿El escribir bien no es una virtud?
El escribir bien es el producto de la disciplina. Pero yo me pregunto: ?Qué es escribir bien? Hacer párrafos correctos, atrapar al lector, hacer éxitos comerciales? Hay grandes escritores cuyas formas de escribir son totalmente contrarias, pero a pesar de eso siguen siendo buenos. Creo que escribir bien es descubrir y ahondar en la condición humana. Luego de eso, "escribir bien" puede hacerlo cualquiera.
¿Usted qué busca con su escritura?
Busco muchas cosas. Descubrirme a mí mismo. Vivir otras vidas. Escapar. Hacer belleza. Matar a mis demonios, mis traumas. Creo que mi objetivo principal es tratar de escribir libros parecido a aquellos que me emocionaron, enriquecieron y marcaron. Después de eso, no sé qué más busco. Uno escribe y ya. Como comer y dormir, es necesario para vivir. Usted que también es escritor sabrá comprenderme.
Y así es. Pasando a su libro "Nena". Díganos: ¿cómo fue la gestación de este?
Es una historia compleja. Antes de Nena había escrito otro libro de cuentos. Lo tenía listo a los 20 años. Muchos de esos cuentos los leyó y corrigió Edmundo de los Ríos. Lamentablemente, los tenía guardados en mi computadora. Un día, no sé quién (de seguro un familiar mío), descargó un programa con virus de Internet y la computadora falleció. Perdí todo el libro. Me sentí muy triste. Luego murió Edmundo y dejé de escribir durante buen tiempo. Pero ahora me siento contento. No debí publicar ese libro, no porque fuera malo, sino porque en ese momento no tenía nada bueno que decir. Empecé a escribir Nena a partir de que conocí a mi enamorada, quien me ayudó mucho. Quería hacer un libro de cuentos que no estuvieran unidos, que solo mostraran distintas facetas de mi personalidad. Un día los junté, los envíe a Arthur Zeballos y él, para mi gran felicidad, me dijo que quería publicarlo. Me llevó cuatro años escribir Nena.
Cuéntenos de su relación con Edmundo de los Ríos, ¿cómo influyó en su obra?
Edmundo es importantísimo en mi vocación. Me dio muchos consejos, me dijo qué leer y que no leer, ser humilde y no volverse un intelctualoide. Yo leí su novela sin saber que era mi tío abuelo. Cuando me enteré, me volví loco por conocerlo. Cuando logre visitarlo en su casa en Lima, en lugar de decepcionarme por lo desordenada, paupérrima y loca que era su vida, recuerdo que me dije: "Yo quiero ser como él". El cuento que le presta el título al libro, Nena, está dedicado a él, y es una especie de humilde homenaje a su obra.
Luego de haber dado a la estampa "Nena" cuéntenos cómo ha influenciado esta experiencia  en usted como autor y en su visión de la literatura.
Me ha cambiado la vida en muchos sentidos. Y para bien, por suerte. A un tipo como yo, que se considera tímido y casi antisocial, puede parecer muy extraño el hecho de ver su careta en un periódico, que le hagan entrevistas o que lo inviten a conversatorios. Es extraño, pero es parte de ser un escritor. Nena me ha inyectado de fuerzas para el siguiente libro. Quiero que el siguiente libro sea mucho mejor, que no cometa los errores que cometí en el primero, que sea más ambicioso. Escribir es lo más importante. Espero que nada me impida cumplir mis objetivos. Tengo muchas metas. Por otro lado, Nena me ha permitido conocer a nuevos y valioso escritores, nuevos camaradas en las letras y, sobre todo, nuevos libros. En Arequipa y, en general, en todas las provincias se está haciendo muy buena literatura. (Risas)
Y por último ¿qué nos depara el futuro con respecto a la narrativa de Álex Rivera?
Espero que mi próximo libro sea una novela. Tengo el argumento, la estructura y hasta el final hace mucho tiempo. Ahora estoy en el proceso de investigación y de los primeros borradores. Espero que todo salga bien. Espero, por fin, concretar mi propia voz. Sin embargo, eso no quiere decir que deja a un lado el cuento. Este género me ha marcado y no me quitaré el clavo hasta escribir un libro de cuentos que realmente rocen la perfección, que es el requisito indispensable para su endiablada construcción. Pienso que este es el siglo de los cuentistas. Me sorprende confirmar que hoy en día muchos escritores jóvenes se proyectan solo como cuentistas. Hace quince años eso era imposible. Así que se respiran nuevas y buenas vibras. Se vienen buenos tiempos y, sobre todo, bueno escritores y buenos libros.
Muchas gracias señor Rivera por compartir este tiempo con nosotros y concedernos esta interesante entrevista. Esperamos escuchar más de usted y le deseamos muchos éxitos.

No, gracias a usted.

lunes, 5 de agosto de 2013

Libros para las vacas

Cada vez que voy a entrar de vacaciones hago una lista de libros que debo leer antes de que estas terminen. Estoy seguro: hay libros que se deben leer cuando uno está de vacaciones. ¿Por qué? Pues por el tiempo, hay libros que son muy largos (y muy buenos) y que si leemos durante el año, cuando otras tareas nos ocupan, terminaremos en meses y el placer no será el mismo. Hay otros libros que, pueden o no ser largos, nos atrapan de tal manera que estamos dispuestos a dejar de comer, dejar de dormir y cancelar todos los compromisos que se tengan con tal de continuar leyendo.
Estas son mis recomendaciones para las vacaciones:
1.  El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell
Cuatro novelas imperdibles. En las primeras tres se cuentan más o menos los mismos hechos pero de diferentes perspectivas y la última continúa la historia en el tiempo dejando al lector con ganas de más. Darley, es un joven diplomático, que se enamora de la bellísima Justine, una mujer enigmática que oculta cosas que se irán revelando con cada novela. Intrigas políticas, amor, locura y Alejandría. De verdad imperdible.
2.  El nombre de la rosa de Umberto Eco
Esta es la novela que te puede matar de hambre. En pleno siglo XIV, un monje franciscano llega a un convento benedictino para preparar una reunión entre los enviados del Papa y la cúpula franciscana. Cuando llega se enfrenta a unas extrañas muertes que el abad del convento le confía investigar. Una novela policiaca ambientada en la Edad Media, con sus buenas dosis de discusiones teológicas, erudición al alcance de todos y muchísimo misterio. Imposible parar de leerla, uno desea con todo su ser saber que ocurre y dejará de comer y dormir hasta enterarse.
3.  Vida y destino de Vasili Grossman
Muchas historias entrelazadas alrededor de la batalla de Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial, vista desde el lado soviético. Esta novela sí es imposible de leer si no es en vacaciones: mil cien caras y más de ciento cincuenta personajes (no es necesario decir que es rusa). Simplemente colosal. Podría parecer intimidante, pero en ella no cabe el aburrimiento y las emociones siempre están a flor de piel. Cuando la acabé me apenó que no fuera más grande.
4.  Moby Dick de Herman Melville
Llevé esta novela a Mollendo en vacaciones, planeando leerla en la playa, creí que en ella encontraría un buen libro de aventuras marinas que me entretenga un rato. Error. Esta no es solo una novela de aventuras. Sí, las aventuras no faltan, pero las reflexiones, la información dosificada y el ambiente épico hacen de este libro una verdadera delicia.


5.  Hijos de la medianoche de Salman Rushdie
Si alguna vez he estado a punto de convertirme en groupie de alguien ha sido de Salman Rushdie después de leer Hijos de la medianoche. ¡Qué bestia! No podía dejar de hablar de ella, buscaba cualquier oportunidad para contar de qué iba la novela y lo espectacular que era. Saleem Sinai nace, entre vítores y festejos,  la medianoche del quince de agosto de mil novecientos cuarenta y siete, al mismo tiempo que la India se independiza, desde entonces su destino queda ligado al de su patria y las cosas que le ocurran serán reflejo de las que le ocurran a esta. Un relato bellísimo, conmovedor, lleno de magia, política, amor, historia y todo lo que uno pueda pedir.
6.  Doctor Zhivago de Boris Pasternak
Al leer Doctor Zhivago uno se llega a sorprender de lo rápido que puede leer. Y cómo no devorar la vida de Yuri Zhivago, médico que sufre la convulsionada Rusia de principios del siglo XX, con guerra mundial, revolución y guerra civil incluida. Aunque a veces se roza el patetismo, no resta el placer que este magnífico libro otorga, es tan bueno que uno se olvida y perdona, solo quiere que Yuri alcance un final feliz. Muy recomendable.
7.  Bella del Señor de Albert Cohen
De todas estas novelas que estoy recomendado, para mí, sin lugar a dudas, esta es la mejor. No sé si la mejor para leer en vacaciones pero sí la mejor de estas novelas. Cohen es un maestro para describir la mecánica de las relaciones amorosas (en mi opinión mejor que el Proust de Por el camino de Swam). Y no se contenta con eso, sino que fascina y deslumbra con su retrato del ambiente diplomático ginebrino de entreguerras y hace reír con las aventuras de “Los Esforzados”, los locos familiares de Solal, el protagonista de la novela, un hombre apuesto al que ninguna mujer se le resiste y que enamora a Ariane, la bellísima esposa de uno de sus subordinados en la Sociedad de Naciones. Una novela que no se puede comparar con muchas, novela de las que hay que leer antes de morir y que uno salvaría del apocalipsis.
8.  La vida instrucciones de uso de Georges Perec
¿Cómo empezar a comenta La vida instrucciones de uso de Georges Perec? Un libro rarísimo, en el que todo tiene un lugar exacto, en el que hasta el mínimo detalle está calculado matemáticamente. Un libro lleno de historias: extrañas y triviales. Un libro atrapante, pero en el que a veces te pierdes. Un libro rarísimo, ya dije. En él se cuentan las historias de los actuales y antiguos habitantes de un edificio parisino, contadas a propósito de sus habitaciones y los objetos que se encuentra en ellas, esto siguiendo un orden preestablecido por una fórmula compuesta especialmente para el caso que nos dice que habitación, historia, objetos y personajes irán en cada capítulo. El goce intelectual es sencillamente indescriptible.